En el sistema que aprenderás el dinero está, porque tiene que estar, pero no como siempre hemos pensado.
Acercar al dinero, integrando a los que no se llevan bien con él.
Gustavo Bueno, buen filósofo y mejor tertuliano, siempre decía que él era ateo, pero ateo católico.
Y no es un oxímoron, como luz oscura, vista ciega, o futbolista inglés del Madrid.
El tío lo que decía es que toda su lógica interna le hacía ser ateo, pero que no podía negar la influencia del entorno católico con el que había convivido.
Ateo, pero católico.
No creo, pero no puedo no creer.
Racional, pero no tanto.
Me cago en dios, y ya está ahí otra vez.
Asumirlo me parece muy inteligente, porque si te han metido al Señor hasta en la sopa, pues la vida, lo quieras o no, te sabe un poco a Gloria.
Esto me recuerda a la relación con el dinero, porque es muy similar.
En esencia, si lo pienso racionalmente, comprendo que el dinero no puede ser una prioridad. Lo sé y tengo argumentos, pero no puedo negar la influencia de un entorno que lo pone siempre delante.
Ay dios...
Si es que provengo de una tradición con una relación muy concreta con el dinero, y no me cuesta rechazar muchos de sus dogmas, pero no puedo negar su sitio.
Soy euroateo, pero también eurocatólico, aunque me joda.
Por eso, en el sistema que aprenderás en la formación, el dinero está, porque tiene que estar, pero no como siempre hemos pensado.
Su peso es innegable, somos un poco católicos, pero lo hemos integrado de una forma tan precisa y tan sutil que te acerca a ese ateísmo ideal.
Además, coincide que cuando lo integras termina llegando.
Puto juego este.
El manual, que incluye la explicación de cómo hacer este extraño encaje del dinero, por muy eurocatólico que seas, ya está imprimiéndose. Y el vídeo, donde vamos mucho más a fondo en la idea, ya está editándose.
Va de dinero, pero no va de dinero.
Y quizás has entendido porque este email incluye un enlace de compra, y por qué me obligo a ignorar si le das o no.
