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LIBRO FACE INTERACTIVO
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LIBRO FACE INTERACTIVO

Este documento que encuentra usted aquí, es una versión interactiva del libro "EDUCAR PARA EL DESARROLLO PERSONAL". Se muestra aquí con el único objetivo de posibilitar el estudio de la propuesta educativa FACE. En ningún momento esta es una publicación con fines comerciales, o de libre difusión del libro original "EDUCAR PARA EL DESARROLLO PERSONAL". Esta diseñada para poder ser comentada, actualizada y ampliada por personas que sean parte de la comunidad educativa FACE, y aquellas otras que bajo la intención de aportar al contenido y el desarrollo de los conceptos aquí trabajados, obtengan el acceso a las funciones de comentarios y aporte de contenidos adicionales.
Cabe destacar que no existen al dia de hoy copias de este libro para la venta o para consulta. Teniendo en cuenta lo anterior, y dada la importancia de la información contenida en este trabajo, que fue encomendado por Face, y que dentro de su contrato de redacción se encuentra el objetivo principal de difundir la propuesta educativa FACE. Por este medio estamos dando cumplimiento a la directiva original y al derecho universal de acceso a la información de importancia fundamental para la educación y el desarrollo personal del ser humano.
Carolina y Juan Carlos Pellegrino, como herederos de una parte de los derechos de autor de esta obra, queremos que se permita el acceso a esta información con objetivos pedagógicos en el marco de la propuesta educativa FACE.
Hacemos un llamado público al coautor Carlos A. Botero para que se una a esta iniciativa y compartir este trabajo con aquellos deseosos de conocer, estudiar y aportar a este documento bajo los lineamientos legales de , respetando siempre que se use o se comparta su contenido, incluir la mención del autor, el editor, y con fines no lucrativos.
Yo Juan Carlos Pellegrino soy el responsable de esta iniciativa y se me puede contactar para resolver cualquier duda a:
Para conocer más sobre mi visión en educación alternativa, visite
Disfruten!

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Prólogo

El lector o lectora que tuvo la buena suerte de encontrarse con este libro tiene ahora entre sus manos un acervo de materiales de atractiva y fluida lectura, a la vez que un cúmulo de profundas y sesudas reflexiones que no se agotarán en dos o tres pasadas por el texto.
“La crónica”, contiene una apasionante historia de los años 1960 a 2000, desde los ojos de Margot Gómez, fundadora del Colegio FACE. Los que vivimos con intensidad esos tiempos turbulentos de cambio cultural acelerado podremos recrear esas impactantes experiencias y el lector o lectora más joven podrá intentar reconstruirlas a partir de las narrativas, citas y fotografías de esta parte.
En el “Libro Primero”, el médico Carlos Botero logró extraer de las prácticas, los recuerdos y los consejos de Margot, además de sus propios aportes como asesor del Colegio FACE, una sistematización admirable del ideario pedagógico de esta institución única.
Todos sabemos qué es educar y todos tenemos nuestras propias ideas de lo que debería ser la educación ideal. Pero cuando tratamos de precisar esas ideas para configurar un modelo educativo propio en una institución educativa específica, nos pasa lo que le pasó a Tomás de Kempis cuando trató de precisar en “La Imitación de Cristo” qué era la contrición de corazón. No tuvo más remedio que confesar que, aunque todos sabemos qué es la contrición, le resultaba imposible definirla.
Así de imposible es intentar definir el amor, elemento central del ideario de FACE. Ya lo había dicho San Agustín con respecto al tiempo: “Si nadie me lo pregunta, yo sé qué es. Pero si quiero explicárselo a quien me lo pregunte, ya no lo sé”. Sin embargo, el trabajo combinado de Margot y Carlos, sus diálogos frecuentes y sus confrontaciones con filósofos, psicólogos y educadores, con amigos y amigas, actuales y antiguos padres y madres de familia, alumnos y ex alumnos, logró superar esa imposibilidad y presentarnos en lenguaje a la vez sencillo y profundo todo aquel universo conceptual que guía las prácticas educativas del Colegio. Veremos allí la especificidad del cultivo de las emociones,los afectos y el amor que caracterizan a FACE con respecto a otros establecimientos educativos. Luego encontraremos delicadas y potentes precisiones sobre la conciencia, la mente y el ser humano responsable; sobre la voluntad, el pensamiento y la emocionalidad.
Finalmente, recorreremos las etapas del desarrollo cognitivo y emotivo del niño y la niña y nos introduciremos en la metodología educativa FACE, centrada en la atención a los distintos tipos de lenguaje, desde el materno, el natural, el filosófico y el literario hasta los lenguajes más específicos de las matemáticas, las ciencias, la música, las artes plásticas y el cuerpo, para desplegar así la integralidad y totalidad del ser humano desde un punto de vista pedagógico unificado.
Sin tratar de imponer su modelo educativo ni de descalificar los otros, los autores logran desarrollar el suyo de manera tan convincente que el lector o lectora no tendrá más remedio que admirar las ventajas y fortalezas del modcpedagógico FACE y de reconocer las debilidades y defectos de otros modelos edu- cativos que tal vez sufrió en su niñez y juventud, o sufre ahora en sus parientes más jóvenes o en los hijos e hijas de familias conocidas.
La mejor recomendación de este libro es que, al terminar de leerlo, el lector o lectora querrá volver a recorrerlo una y otra vez, siempre con la añoranza de volver a tener sólo cinco o seis años y así poder volver a vivir su educación en el Colegio FACE.
Carlos E. Vasco U.

Introducción

Cuando me encontré con Margot en febrero del 2004 después de haber pasado algunos años sin vernos, ella gentilmente me propuso que escribiéramos este libro. Igualmente me recordó que después de ella y de los demás fundadores de FACE, yo era la persona más antigua en ese colegio (que ahora ya cumple veinticinco años).
Conocí a Margot en 1984 cuando me encontraba buscando para mis dos hijos pequeños un colegio que se aproximara a mis expectativas. Un amigo me dijo que en el pueblo de Chía había un colegio “muy raro”. Yo me entusiasmé pero no mucho, porque éste me advirtió que creía que la directora era o había sido monja, y entonces comencé a desconfiar.
Sin embargo, organicé viaje para Chía. Mi situación ya era desesperada. Todos los colegios que había recorrido hasta ahora me horrorizaban y el plazo que tenía se estaba agotando. Cuando llegué al colegio encontré que se estaban trasteando para una casa en Bogotá (calle 170 cerca a la autopista norte), estaban todos muy ocupados, sin embargo hacían esfuerzos para no “desplantarme”. Hablábamos mientras ellos empacaban cosas y movían cajas. Creo que hasta terminé ayudándoles.
Permanecí en el colegio varias horas y tuve la oportunidad de conversar con algunos niños. Recuerdo muy bien el impacto que me produjeron. Ellos se esforzaban para explicarme un proyecto que estaban realizando. El tema era una estación espacial donde estaban aplicando las disciplinas que tenían a su alcance. Yo me interesé mucho, el entusiasmo que mostraban era contagioso y el proyecto parecía demasiado inteligente como para ser hecho por unos niños tan pequeños. Al final me dije: parecen abogados, que manera de defenderse. Cuando salí de allí estaba pensando que mi amigo tenía razón: éste si que era un colegio bien raro.
Unos días después me encontraba muy gratificado viendo salir a mis hijos muy engalanados para su nuevo colegio. No sobra decir que muchas personas no estuvieron de acuerdo. Algunos dijeron que yo era “un irresponsable” y no faltaron los que ahora sí podían confirmar sus sospechas acerca de que yo era “como loco”. Dijeron cosas como: “Jugando con el futuro de sus hijos, qué crimen”. Así fue como conocí a Margot y así nació también para nosotros una amistad eterna a primera vista.
Ahora, veinticuatro años después de haber matriculado a mis hijos en este colegio, estaba a punto de volver a entrar en él. Como médico de la vieja guardia, pensé que lo primero que había que hacer antes de ponerme a pontificar sobre FACE era “examinar al paciente”. Fue claro para mí desde ese momento que el colegio venía siendo el resultado de la teoría implícita en una acción exitosa y que esto limitaba mucho su campo de acción social. Sólo alcanzaban a conocer a FACE las personas que estuvieran de puertas para adentro, pues allí poco o nada se había escrito para ser difundido.
Como resultado de lo anterior, iniciamos a todo lo largo de los años 2004 y 2006 reuniones semanales a las cuales asistieron todos los maestros sin excepción. El propósito era explicitar y validar lo que allí se estaba haciendo. En estas reuniones también se revisó mucha bibliografía de actualidad, con el fin de ajustar nuestros conceptos a la modernidad y lograr además un alto estatus comunicativo.
FACE no se originó a partir de una teoría educativa tradicional, sino de una “visión” en una mujer visionaria, apoyada en más de veinte años de experiencia como educadora en los colegios Marymount. Tres ingredientes se juntaron allí: experiencia, intuición y sensatez. Con estos ingredientes era relativamente fácil llevar a cabo comportamientos inteligentes enfocados hacia la educación de niños, niñas y jóvenes. Dadas estas condiciones, existe una estrecha relación entre la vida de Margot y la teoría educativa FACE. Es por esto que la obra que hoy presentamos al público, consta de dos libros.
“La crónica”, prácticamente se refiere a la vida de Margot, su familia y el colegio. Esta información puede ser considerada como el antecedente de lo que hoy podemos llamar: “Teoría educativa FACE”. El libro primero es la explicitación de la teoría FACE en forma de un mensaje que esperamos cumpla con tres expectativas: ser claro, creíble y enriquecedor para las personas.
Como en FACE estamos seguros, por ejemplo, que un estudiante con “excelentes calificaciones”, pero con unos comportamientos emocionales o sociales inapropiados, no debe ser considerado un “éxito educativo”, hemos optado por proponer que el concepto de educación se analice en dos elementos constitutivos, a saber:
La Formación Básica de las personas.
La adquisición de paquetes contextualizados de Información
Básica.
En cuanto a la Formación Básica, pensamos que ésta debe ser abordada por la institución educativa, a través de procesos de Desarrollo Personal en el humano.
En FACE, humano y persona no es lo mismo. Ahora podemos contar con un mundo en el cual habitan humanos con altos niveles de desarrollo personal y humanos con pobres y hasta decrépitos niveles de desarrollo personal. Todos ellos tienen acceso a la tecnología moderna, se visten igual o de manera parecida, son bípedos, comen con cubiertos y es muy fácil confundirlos. Sin embargo: “por sus obras los conoceréis”.
Cuando miramos el mundo de las calles y pensamos que estamos educando niños, niñas y jóvenes para sobrevivir en ellas, podemos comprobar con bastante facilidad que cosas tan graves como la “barbarie justificada”, peor aún “legalizada”, los están esperando afuera. No nos cabe la menor duda de que estos asuntos tienen que ver con los educadores y sus políticas educativas. Por eso en primera instancia vimos la necesidad de alertar respecto a que la información que se aprende en los colegios, solamente adquiere sentido para el desarrollo humano si somos portadores de unos altos niveles de desarrollo personal.
Preparar a los estudiantes para el mundo de las calles se lleva a cabo, en parte, hablando de las cosas que pasan en las calles. Cuando en FACE definimos algunas características indispensables para ser personas “desarrolladas”, descubrimos que para efectos de la realidad personal en los humanos, cosas como la Edad Media o la vida en las cavernas, ya no eran solamente unas épocas pasadas, sino también UNAS MANERAS DE VER EL MUNDO. Unas maneras que se pueden recrear en cualquier época.
Estamos plenamente de acuerdo con Francisco Varela, cuando sugiere que una de las grandes equivocaciones en la educación de la cultura occidental es que nos hemos preocupado más por enseñar y aprender “lo que debemos hacer” en vez de preocuparnos por “cómo debemos ser”. En consecuencia nosotros pensamos que un buen dilema para los educadores de hoy, con la venia de Shakespeare, se diría así:
Envilecer o no envilecer, he ahí la cuestión.
Pongamos un ejemplo que sea dramático, y que esté pasando en las calles, para demostrar que la modernidad existe es en la mente de los humanos y que además ella está en relación directa con sus niveles de desarrollo personal. Mientras escribo estos textos se encuentra cursando en Bogotá un proyecto legislativo para someter a las personas que cometen cierto tipo de delitos sexuales al “escarnio público”. Cuando supe acerca de este proyecto pensé: bueno, tal vez a estos legisladores les pasaron cosas horribles en la infancia y ahora están algo trastornados. Todo sea cuestión de unos tranquilizantes y un poco de psicoterapia de apoyo. Sin embargo no fue así: en algunos escenarios muchas personas manifestaron estar de acuerdo con este proyecto legislativo y además, otras que no lo estaban, simplemente callaron.
Ahora tenemos a la vista “escarnio público” en el año 2007. Como sabemos que estas políticas comprometen el desarrollo personal de nuestros hijos, lo consideramos un tema educativo de actualidad. En FACE sabemos que toda persona que ejerza el escarnio público, se está envileciendo* . Quien quiera profundizar en esta afirmación, le recomendamos leer el libro Vigilar y castigar de Michel Foucault.
Entonces, invitar a una ciudad entera, las autoridades que debían protegerla, para que se envilezca con todo y sus hijos, es un comportamiento netamente oscurantista y antisocial. Lastimosamente, para muchas personas cuando una decisión es aprobada por unas mayorías, ésta se hace “legítima”. Así pensaron también en Alemania hace no más de de setenta años. Los que no conocen la historia están condenados a repetirla. Los que la conocemos podemos advertir: envilecer a los pueblos es supremamente inconveniente para todos. Peor aún si la invitación es legal y proviene de las autoridades. Enfrentamos pues los educadores un obstáculo mayor para cualquier propuesta educativa orientada al desarrollo personal en los humanos.
Cuando estas cosas ocurren, y además prosperan ¿qué debemos hacer los educadores? Personalmente yo no veo otra salida distinta a educar, educar y educar. A veces, muchas personas se confunden, y lamentablemente en este caso parece que son muchas más de las que uno esperaría. Lo digo porque para nosotros en FACE, sí existe un posible “indicador de medición” del envilecimiento de los pueblos, y éste es, la magnitud de los despropósitos que estos le permiten, le toleran y le secundan a sus gobernantes. Podemos ver con claridad que estas son situaciones que comprometen la educación de nuestros hijos.
Durante la revolución francesa, por ejemplo: bajo el grito de “Libertad”, “Fraternidad” e “Igualdad”, fraternalmente decapitaron algunos miles de personas. Quiero hacer notar que la brutalidad de aquellos políticos de turno, solamente se hizo posible como acción brutal, gracias a un pueblo que aprendió a madrugar cada día más temprano para ocupar los mejores puestos en la plaza donde se llevaban a cabo las ejecuciones y desde donde pudiera ver mejor el espectáculo. ¿Quién se atrevería a sostener que cosas como éstas no están relacionadas con la educación?
Sabemos que los colegios tienen que operar dentro del marco de la Ley, es por eso que nos compete el caso de nuestras autoridades. Cuando la legalidad cojea con respecto a la modernidad, podríamos, por ejemplo, escudriñar inclusive otras alternativas para el caso del escarnio público. Veamos una que nos parece muy vistosa: aquellos que nos predican desde hace cuatrocientos años que “el que esté libre de culpa tire la primera piedra”, si acaso hablaron al respecto, entonces nosotros no los escuchamos. Los oímos hablar mucho más duro hace pocos años, cuando un raponero en la ciudad de Cali robó una corona supuestamente de oro, con algunas piedras preciosas y que era “propiedad” de la virgen de Fátima. Coparon los noticieros y ya casi no hablaban de otra cosa. Amenazaban con excomulgarlo y lo pregonaban por los medios de comunicación, cosa que jamás han hecho con algún genocida. Tal vez ellos también estén muy confundidos, pero lamentablemente para nosotros, como educadores, los niños y las niñas aprenden por autoridad. Habitualmente los niños y niñas aceptan o rechazan aquellas cosas que son aceptadas o rechazadas por las personas que los cuidan. Una manera oscurantista de ver al mundo, con dogmas, fundamentalismo y envilecimiento, también se aprende.
Dado que estamos convencidos —y así lo enseñamos a nuestros estudiantes— que la conciencia humana existe sólo como acción conciente, les estamos proponiendo que el desarrollo humano podría ser visto como una expansión de la conciencia sobre los subsistemas de la mente encaminado a la realización y puesta en práctica de un humano-humanidad.
Esta última afirmación nos conmina a no educar en contravía con la biología. Padres y educadores están a cargo de los niños con sus mentes inquietas y voraces, y tenemos la sospecha de que la mayoría de ellos desconocen sobre el desarrollo, la estructura y el funcionamiento del cerebro y de la mente de los humanos. Es como si estuviéramos enseñando aviación sin saber cómo funcionan los aviones. Para nosotros la educación debe girar en torno a la “formación básica” de las personas, apoyada, claro está, en la biología y en la adquisición de paquetes contextualizados de “información básica”. Estos paquetes, a la vez, deben estar siempre en armonía con la “formación básica”.
Como sabemos que la adquisición de información es un asunto al cual los educadores generalmente dedicamos mucho tiempo y desvelos, y del cual seguramente sabemos bastante, hemos optado a lo largo del libro por hacer mucho énfasis en nuestras reflexiones acerca del importantísimo tema de la formación Básica de las personas.
Así como es imposible ver una partida de ajedrez si desconocemos las reglas para jugarlo, así mismo, es imposible ver “educación FACE” sin conocer el marco teórico con el que se elabora dicha propuesta. “Una educación en el amor para el desarrollo personal en el humano” nos demanda explicitar de la mejor manera posible, lo siguiente:
¿Qué es la educación y qué es educar?
¿Qué es el amor y qué es amar?
¿Qué es ser humano y qué es ser persona?
¿Qué es desarrollo personal?
¿Cuáles son los “procesos de desarrollo personal”?
¿Cómo vemos el “Desarrollo de la Voluntad?
¿Cómo vemos el “Desarrollo del Pensamiento?
¿Cómo vemos el “Desarrollo de la Emocionalidad?
¿Cómo vemos el “Desarrollo del Accionar Social?
¿Cómo utilizamos en FACE el concepto de “Procesos de
Desarrollo Cognitivo”?
Una incógnita queda flotando en el ambiente: ¿Quiénes son y donde están los maestros que acompañarán a los jóvenes del mundo por los caminos que conducen a la “modernidad”?. No so- bra recordar que como uno no puede dar sino de lo que tiene, en- tonces, educar a los demás es ante todo y por encima de todo, educarnos a nosotros mismos.
De esta afirmación se deriva que para efectos de la realización de unas prácticas educativas, se deben tener en cuenta tres elementos que son correlativos e indisociables:
La inteligencia del diseño institucional.
La calidad de las personas involucradas en él.
El grado de compromiso adquirido por las anteriores.

El concepto de “calidad en la educación” es inseparable del concepto de “calidad de los docentes”. Por lo tanto, queremos proponer que el punto uno (inteligencia del diseño institucional) debe abrir espacios encaminados a promover actividades tendientes al mejoramiento continuado de los docentes y al fortalecimiento y estabilización de sus compromisos con la institución. Un mejoramiento que no solo debe darse a nivel informativo, sino también a nivel de la promoción de su propio “Desarrollo Personal”.
Una vez tengamos en la mano este libro, aspiramos a que las personas que lo lean puedan quedar informadas acerca de qué es y cómo se educa en FACE. Al mismo tiempo esperamos sensibilizar acerca de los inconvenientes implícitos en muchas prácticas educativas tradicionales, que capacitan a los estudiantes para acceder a la ciencia y a la tecnología moderna con unas maneras de ver el mundo premodernas. Por último, esperamos movilizar a los lectores hacia la elaboración y puesta en práctica de nuevas políticas educativas enfocadas hacia el desarrollo personal en el humano.
Carlos A. Botero


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