El aprendizaje autogestivo o autónomo en un proceso donde ya sean nuestros hijos o nosotros podemos regularnos a nosotros mismos, es decir que tomamos conciencia, nos convertimos en personas centradas en resolver aspectos concretos de nuestro propio aprendizaje y no solo resolver alguna tarea en específico.
Para apoyar este proceso de podemos tomar como base 3 etapas que nos servirán como guía para nuestros hijos y nosotros.
Planear: Establecer metas y actividades que posibiliten el cumplimiento de la tarea Monitorear: incluye la comprensión de cómo se está realizando la tarea y la redirección de las estrategias que se utilizan, si fuese necesario. Valorar: Es la comprensión de la eficacia y la eficiencia con la que se desarrolla la actividad de aprendizaje. Permite valorar que tanto el esfuerzo realizado se corresponde con los resultados obtenidos.
La primera de estas etapas la vimos en el módulo anterior, que hace referencia a la planeación.
Las etapas siguientes tienen un porque de su importancia. Pensemos en que como padres y madres vamos a partir de que nuestros hijos dependen por completo de nosotros y poco a poco vamos a ir proporcionando las habilidades, conocimientos y herramientas para que puedan desempeñarse plenamente en su vida. Veamos estas transiciones como se muestran a continuación:
Puede parecer que es un proceso complejo pero veamos en ejemplo de amarrarse las agujetas.
Le enseño cómo me amarro las agujetas (Presentación de la estrategia) Tomo las manos de mi hijo o hija y la guío sobre la manera correcta de realizarla (Práctica guiada) Tal vez antes solo lo hacía en la habitación de mis hijos, ahora lo pongo en práctica en otros lugares de la casa, con zapatos, tenis, o en el parque (Práctica en distintos contextos) Mi hijo o hija cada vez lo hacen mejor, por eso solo cuando vea que no se amarraron las agujetas les digo que lo hagan (Uso estratégico y aumento de responsabilidad) Mi hijo o hija se amarran solos las agujetas y se dan cuenta cuando no se las han amarrado (Práctica independiente)
Pudimos darnos cuenta de que el proceso de aprendizaje y el nivel de dependencia van disminuyendo a lo largo del tiempo, por eso no debemos esperar que después de 1 día o 2 nuestros hijos ya puedan resolver cosas o aprender por sí mismos, es un proceso gradual que toma su tiempo.
Retomando el monitoreo de nuestro proceso de aprendizaje, podremos darnos cuenta de que desarrollan las siguientes habilidades:
Seleccionan y crean sus espacios de aprendizaje Saben la cantidad y la forma de la instrucción que necesitan aprender Toman conciencia de la calidad de su aprendizaje en función de sus propias limitaciones Esperan mejorar sus habilidades continuamente
Todo esto se desarrolla con la práctica y es a través de esta que nos vamos perfeccionando para conocer qué nos apasiona y que nos motiva a aprender.
No debemos dejar de lado la evaluación y la retroalimentación para lograr un aprendizaje profundo y significativo. Al ser claro lo que tiene que lograr, esto le permitirá elegir lo que más le conviene.
Ahora conoceremos una serie de preguntas que podemos hacernos como padres y madres y también que podemos ayudar a que nuestros hijos sigan adelante con su aprendizaje.
Proceso propios de las tareas
Recomendaciones para el padre o la madre
Al plantearnos estas preguntas antes de iniciar cada tarea estamos planificando que el proceso sea desarrollado de la mejor manera. Al cuestionar constantemente se nos invita a reflexionar sobre el planteamiento que estamos presentando sobre lo que queremos aprender. No debemos sentirnos mal si alguna de estas preguntas no las podemos responder, cuando se presente ese caso debemos de tratar de encontrar la respuesta y darnos cuenta de que al querer mejorar y encontrar la respuesta correcta ya estamos aprendiendo.
Procesos propios de las personas
Recomendaciones para el padre o la madre
El aprender a conocer de manera integral (ejercitándose estratégicamente en el cómo alcanzar metas, pero también preguntándose el por qué la elección de esas metas y hacia dónde lo conducen) es la actividad humana más valiosa y, sin embargo, muchas veces la damos por hecho.