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Cómo está cambiando la frontera entre México y EEUU por el nearshoring

El traslado de fábricas desde Asia dispa el empleo y los salarios, lo que convierte la frontera en una de las zonas más dinámicas de América del Norte

Por Yi Liu and Francisco Uranga

Hace cinco años no había restaurantes chinos en Salinas Victoria, México. Ahora las cosas son diferentes en esta localidad a pocos kilómetros de Monterrey y cercana a la frontera con EE UU. Allí se encuentra el parque industrial Hofusan, donde se han instalado 27 fábricas chinas. Llegaron como parte de la oleada de empresas que se trasladan de Asia a Norteamérica para estar más cerca del mercado estadounidense. El año que viene se sumará Sunon, una empresa china de muebles.
"La guerra comercial entre EE UU y China aceleró nuestra decisión", dijo YinJiao Shi, representante público de Sunon sobre la construcción en México de una fábrica que contratará entre 400 y 500 trabajadores cuando esté operativa. "Lo principal es que está cerca del mercado estadounidense y además tiene ventajas arancelarias".
Sunon es una de las empresas chinas que decidieron instalarse en México desde 2018. El primer impulso vino de los aranceles impuestos por Donald Trump ese año y mantenidos por la administración Biden. Otro salto se produjo con la pandemia, cuando casi la mitad de las pequeñas empresas tuvieron dificultades para atender la demanda de los clientes en las entregas por problemas en la cadena de suministro, según la U.S. Chamber of Commerce. Esto llevó a muchas a plantearse la muzanda cerca del mercado estadounidense. Por un lado, para reducir el riesgo geopolítico y, por otro, para minimizar el coste financiero de mantener existencias en los buques. La consecuencia de este cambio es la transformación de una franja concreta de tierra: la frontera entre Estados Unidos y México.
Entre 2016 y 2021, el empleo en las ciudades fronterizas de México aumentó 54%, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE). En el resto del país, creció sólo 11% en el mismo periodo. Esto muestra una fuerte dinámica en esta zona. Durante estos años, la población fronteriza creció un 15%.

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Aunque uno de los motores de este cambio es la llegada de fábricas procedentes de Asia, proceso conocido como nearshoring, el efecto no se limita a la industria manufacturera. También se extiende a los servicios complementarios, como los restaurantes chinos de Salinas Victoria.
"La sociedad ha cambiado en la frontera. Cuando crece, tiene más poder adquisitivo y genera más derrama económica. Se construyen más hoteles y restaurantes", dijo Luis Manuel Hernández González, presidente de INDEX, el Consejo Nacional de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación. "Las empresas no buscan trasladar grandes cadenas de suministro desde China, sino sustituir pequeñas partes".
El efecto indirecto en la zona también se extiende a los proveedores locales, como la empresa del ingeniero Elliot Pineda, que dirige una compañía de desarrollo de software en Hermosillo, Sonora. La mayoría de sus clientes son empresas manufactureras de ambos lados de la frontera. Pineda descubrió que era una oportunidad para crecer porque le permitía ganar un 30% más si vendía servicios a empresas estadounidenses.
"Los salarios de los desarrolladores de software están mejorando. Tanto que no necesariamente quieren mudarse a EE.UU. Piensan que con lo que ganan pueden tener una mejor calidad de vida en México porque el costo de vida es más barato", dijo Pineda. "Los ingenieros no sólo cobran más, sino que tienen trabajos interesantes con una cultura más tipo Silicon Valley".
El salario promedio por hora de manufactura en Estados Unidos es casi ocho veces mayor que en México, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI). A pesar de la brecha, desde 2016 esa diferencia se ha reducido.

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El empleo en el sector manufacturero de exportación mexicano aumentó 13% en la frontera entre 2016 y 2021, casi lo mismo que en el resto del país. Pero los salarios manufactureros reales aumentaron 28% en los estados fronterizos, mientras que en el resto del país lo hicieron 17%. En años anteriores, los salarios habían crecido a un ritmo similar, con una ligera ventaja a favor de los salarios manufactureros en los estados no fronterizos.
La dinámica salarial en la frontera se explica por dos razones, según Hernández González. La primera es el tipo de fabricación, incluida la médica en Tijuana, la aeroespacial en Sonora y la automovilística en Juárez. Estos sectores y sus estrechos vínculos con EE.UU. impulsan los salarios al alza. La segunda razón es el aumento del salario mínimo decretado en 2018 por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador para retener a los trabajadores en la frontera.
De hecho, Sunon se enfrentó a dificultades para retener al personal.
"En México, contratar trabajadores no es tan bueno como en China. La cultura es particularmente diferente", dijo el representante público de Sunon. "Ahora estamos construyendo una fábrica. Pagamos a los trabajadores un salario semanal. Si no están satisfechos, no vuelven a la semana siguiente. Así que intentamos ofrecer mejores prestaciones y salarios más altos a nuestros trabajadores para retenerlos".
A pesar del ímpetu de la pandemia, el proceso de abandonar Asia y buscar mercados más cercanos es una tendencia a largo plazo. Comenzó al menos en 2012, según Harry Moser, fundador de Reshoring Initiative.
Entre las principales razones figura la convergencia de los costes de producción entre Estados Unidos y China, según Moser. Esto se debe al aumento de la productividad estadounidense y al incremento de los costes laborales chinos. Eso se suma al inconveniente que supone para una empresa estadounidense tener la producción tan lejos. Moser explica que el reshoring -traslado de fábricas a EE.UU.- y el nearshoring forman parte del mismo proceso de acercamiento de la producción. Los datos de Moser muestran que, desde que empezó a hacer el seguimiento de los anuncios, se han abierto en EE.UU. unos 1,6 millones de puestos de trabajo en el sector manufacturero relacionados con la deslocalización, más de la mitad de ellos en la región Sur. Y aunque los niveles de empleo anteriores a 2000 no se han recuperado, el declive se está invirtiendo.
Según el último reporte de la Reshoring Initiative, entre 2010 y 2021, el nearshoring también creó más de 40.000 puestos de trabajo en México.
Estados Unidos sigue perdiendo empleos en favor de México debido a los menores costes laborales y a la proximidad, admitió Moser. "Pero la tendencia es que los salarios mexicanos aumenten y eso equilibra las cosas", dijo Moser. "Ellos están contentos y nosotros también".
Los datos del lado estadounidense son menos claros en cuanto al crecimiento del empleo manufacturero, pero muestran el auge en la frontera de sectores como el transporte y la construcción.
Uno de los ganadores de la boyante economía fronteriza es David Delgado, un veterano de la construcción con 25 años de experiencia afincado en Laredo (Texas). Aunque señala que la economía de la zona ha sido fuerte desde el TLCAN en 1994, en los últimos años se ha producido una aceleración. Cada vez más camiones cruzan la frontera y se construyen más almacenes, afirmó. Debido a la gran demanda de trabajo, dejó su empleo en la construcción y empezó a trabajar como supervisor autónomo para proyectos de construcción. Sus ingresos anuales pasaron de 38.000 a 110.000 dólares, gracias a su ventaja bilingüe en un sector en el que la mayoría de los trabajadores no hablan inglés.
Si hay fuerzas que impulsan la deslocalización de fábricas desde China, también hay otras que la frenan.
Rosemary Coats, Directora Ejecutiva del Reshoring Institute, advierte de que, aunque China ya no ofrece mano de obra barata, no todas las empresas están dispuestas a abandonar el país. Coats señala que esto podría suponer perder presencia en un mercado en crecimiento, algo que podría ir en contra de la estrategia de la empresa.
Otras razones para ralentizar el proceso se encuentran en el país de destino. México tiene ciertas restricciones que podrían impedir el despegue de las inversiones en nearshoring, advierte Ana Gutiérrez, coordinadora de Comercio Exterior y Mercado Laboral del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO). Gutiérrez señala los déficits de infraestructuras en carreteras, servicios de electricidad o agua, y la falta de trabajadores cualificados. Esto es crítico porque algunas de las industrias que se trasladan tienen componentes sofisticados, como semiconductores, productos farmacéuticos o coches eléctricos.
Sunon valora los esfuerzos del gobierno de Nuevo León por ampliar las autopistas que conducen a la frontera con EE.UU. para facilitar el transporte desde sus fábricas. Sin embargo, se muestran muy preocupados por el abastecimiento de materias primas, ya que encontrar madera de alta calidad y asequible en México, similar a la que podrían adquirir en China, resulta complicado.
"La cadena de suministro de México dista mucho de ser perfecta", afirma Yinjiao Shi. "A largo plazo, ésta es nuestra mayor preocupación".

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