Pensarnos como siembras nos hace un proyecto sin terminar en el buen sentido, una potencia de lo que podemos ser, sin definiciones previas.
Y compartirlo con otras mujeres nos permite hacerlo en un círculo seguro, una red.
Caminamos para activar esa potencia que nos habita. Darle espacio entre pisadas y atravesares de paisajes, pasando cerca de un árbol a otro y así.
De afuera, caminamos. Por dentro, sembramos. En ese proceso de caminar está la siembra que somos de ideas, proyectos, formas de relacionarnos con las demás y con nosotras mismas.
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