Este es mi propósito de vida resumido a la mínima expresión. Revisar cada día para no desviarme.
Crear negocios rentables y escalables en remoto, basados en el diseño como herramienta para tener impacto. Que esto me permita disfrutar, crecer día a día y ser libre financieramente. ¿Para qué? Para disfrutar de mi tiempo, con mi gente y seguir creando con libertad. Para dejar un legado.
Este es mi propósito de vida versión extendida:
AÑO 2029, TENGO 38 AÑOS
¿Hacia dónde voy? ¿Por qué hago todo esto? Escribo esto en 2019, son momentos duros, pero tengo tan claro a dónde quiero llegar, y tengo tan claro que lo voy a conseguir, que nada me hace pensar en rendirme. Quiero ser libre, ¿para qué? libre para disfrutar con mi gente, crecer día a día y seguir creando nuevos proyectos. Y para que eso ocurra, hay que construir una base sólida.
He leído mucho y estudiado a los grandes. Leí a Amancio Ortega, a Steve Jobs, admiro lo que hicieron, pero yo no quiero estar ahí. Me gusta como Carlos Barrabés o Ferrán Adriá han conseguido crear negocio para seguir aprendiendo y creciendo a través de la creación y la innovación. Pero tengo la percepción de que quizás dedican todavía su vida entera a sus negocios. Leí “Let me people go surfing” de Yvon Chouinard, fundador de Patagonia, y me fascina la filosofía de libertad que inspira a sus trabajadores y sus negocios. Aunque creo, que su negocio tiene unas dimensiones muy grandes (factura 200M€) para ser realmente libre. En Aragón, últimamente me gusta lo que está haciendo Niusan, con Nodriza Tech, creando un venture builder en el que ha conseguido crear un equipo de personas tan potente que genera el intra-emprendimiendo para crear nuevos proyectos internamente. Por ahí van los tiros de lo que yo busco, pero con una estructura más liviana y quizás en remoto.
Año 2029, miro atrás, y siento que todo ha tenido sentido. He conseguido crear un entramado de negocios que dan sus frutos, y nos permiten tener dinero suficiente para empezar a ser libres. Estos negocios giran alrededor del diseño y la sostenibilidad que tiene impacto en la sociedad. Todo partía de esta frase “El 80% del impacto que produce un producto en el planeta se podría evitar en la fase de diseño”. Mi propósito en estos años ha sido apostar por el diseño como herramienta de cambio, para darle la vuelta a las cosas y crear un mundo mejor. Entendí que lo que a mi me gustaba hacer y en lo que realmente era bueno y capaz de aportar valor, era en el diseño. Y entendí también, que era necesario que el diseño fuese un negocio, y como tal, debía haber un mercado que lo rentabilizase y generase dinero. A partir de ahí, he probado y diversificado en diferentes sectores. Ahora todo ha dado sus frutos y se ha demostrado que lo que creí años atrás, tenía sentido. Soy un creador.
He formado una familia con Sandra. Aunque hubo momentos duros, nuestra relación lo aguantó todo. Tenemos 2 o 3 hijos, de entre 1 y 6 años. Ahora entiendo lo que me decía mi abuelo y mis padres sobre ser padre.
Vivimos en una casa acogedora. No necesitamos lujos, pero por fin tenemos cierta calidad de vida. Veo una casa llena de luz, con un ambiente inspirador, libros y música. Dónde los niños juegan y son felices. Y una zona exterior, donde poder reunirnos con nuestras familias y amigos. Tenemos dinero suficiente para salir, viajar, y disfrutar de la vida. ¿En qué lugar vivimos? No importa, he conseguido que mis negocios sean globales y esto no sea un factor determinante. Reconozco que me gusta vivir cerca de los míos, porque es mi toma a tierra. Pero sí tengo claro una cosa, tengo mentalidad global y estaré allí donde tenga que estar para conseguir mis sueños. Quiero viajar, montar negocios y aprender del mundo. Solo se vive una vez.
En 2027, con 36 años, conseguimos ahorrar nuestro primer 1M€. He conseguido diversificar y montar un entramado de negocios que factura ahora alrededor de 4-6M€, todos ellos bajo un fin: darle la vuelta a las cosas, mediante el diseño y la creatividad, para conseguir un mundo mejor. Estos negocios se dividen en dos: los primeros más enfocados a hacer negocio y ganar dinero, los cuales nos permiten tener recursos y gasolina para crear nuevos proyectos más enfocados a la parte creativa, que nos aporten valor de marca, pero que a su vez acaben siendo grandes negocios. Mis negocios y mis marcas son reconocidos, yo vivo una vida tranquila y anónima.
Ya no necesito bajar a las tareas del día a día. Lidero al equipo, marco el rumbo, gestiono mis negocios y puedo dedicar gran parte de mi tiempo a buscar nuevas oportunidades de negocio y desarrollar más proyectos. No hay grandes estructuras, externalizamos en partners de confianza todo lo que no es relevante y tenemos un equipo de unas 15-25 personas dedicadas a creatividad, negocio, marketing y ventas. Trabajan con libertad, sin horarios pero con objetivos y responsabilidades. Tengo un círculo de máxima confianza, formado por auténticos líderes, que gestionan las diferentes partes del negocio. Líderes que lideran cada uno de los diferentes proyectos, de los que son socios, y realmente forman parte. Yo lidero el conjunto. Somos como una familia. Con este equipo me siento más libre que nunca y sin límites para conseguir cualquier cosa. Además, soy libre y dueño de mi tiempo para dedicarlo a Sandra, nuestros hijos, familia y amigos y disfrutar de aficiones como: viajar, leer, pintar y hacer deporte. Y así lo transmito entre el resto del equipo. Después de mucho esfuerzo, empiezo a sentir que tengo una vida plena.
Sigo trabajando con la misma pasión para seguir creciendo y aprendiendo día a día. En mi mente un objetivo: alcanzar nuestra libertad financiera a los 40 años y poder elegir si retirarme en poco tiempo. Estoy convencido de que llegado el momento no querré hacerlo, pero quiero tener el privilegio de poder decidir si quiero hacerlo, porque eso me dará mucha tranquilidad y felicidad y quizás si pueda aflojar el acelerador y mantener lo que tenemos para poder tener calidad de vida y a mi gente cerca, para poder viajar y hacer lo que nos apetezca. Quizás me dedicaré a poner en marcha proyectos y acciones con las que ayudar a otra gente, y aportar al mundo todo lo aprendido. Para ello, deberemos tener a los 45 años, al menos de 1,5 a 2€ millones, si no es en ahorros, en una empresa que pueda vender y aportarme tal valor. Creo que alcanzaré, a mis 50 años, un negocio que facture unos 10M€, tener dinero bien invertido y un patrimonio de unos 4-6M€. Pongo las cifras para grabar a fuego unos objetivos medibles y luchar por ellos. Para mi el dinero no es importante, pero sí la libertad que da para poder disfrutar junto a mi familia y amigos y poder crear nuevos proyectos.
Que nunca se me olvide, que esto lo hago para ser feliz y libre. Que nunca me haga preso. Es decir, controlaré la balanza para no crecer más de lo que considere que puede restarme libertad y hacerme preso. Espero que la gente que me quiere sepa ponerme los pies en la tierra si yo no lo veo.
Estoy convencido de que la mayor satisfacción para mi cuando sea capaz de analizarlo con perspectiva, será ver que la riqueza sabe a más si es compartida. Creo que las empresas deben estar para eso. Para mejorar su pequeño círculo en el mundo y generar riqueza en las personas que trabajan en ellas y en los proveedores. Para sentir que lo que estás vendiendo aporta valor de verdad y mejora ciertos aspectos de la vida de alguien. Para poder ayudar o hacer partícipe a un amigo o a un familiar de tus conocimientos para que pueda crecer. Para transmitir unos buenos valores y enseñanza a tus hijos. Creo que para eso estamos, para dejar un legado.
“La vida es corta, aunque ancha” Andrés Calamaro
Ignacio Berges
A 30 de agosto de 2019, en C/Antonio Agustín 26, 3º I, Zaragoza.