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La Caída de un Titán: Google AI Bajo Fuego

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Contexto

En noviembre de 2022, OpenAI lanzó ChatGPT, un modelo de inteligencia artificial conversacional que marcó un hito en la industria tecnológica. Google, líder en innovación y desarrollo de tecnologías avanzadas, fue tomado por sorpresa. A pesar de su amplia experiencia en inteligencia artificial (IA), sus intentos por competir con ChatGPT se vieron empañados por errores gerenciales y decisiones cuestionables que afectaron su reputación y su posición en el mercado.
Era una carrera frenética. Mientras los titulares celebraban el avance de OpenAI, en los pasillos de Google el pánico comenzaba a extenderse. La organización, acostumbrada a estar en la cima de la tecnología, enfrentaba ahora su peor pesadilla: la posibilidad de quedar relegada.

El lanzamiento de Bard y su error inicial

El 6 de febrero de 2023, Google presentó Bard, su modelo conversacional, como una respuesta directa a ChatGPT. Sin embargo, en su demostración pública, Bard proporcionó una respuesta errónea a una pregunta sobre un descubrimiento astronómico.
Este error, transmitido en vivo a millones de personas, desató el caos. Las redes sociales se inundaron de críticas, y los accionistas reaccionaron con furia. En un solo día, Alphabet, la empresa matriz de Google, perdió $100,000 millones en su valor de mercado. Fue un golpe brutal que evidenció la falta de preparación y la prisa desmedida por competir.
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Promesas incumplidas

En diciembre de 2023, Google lanzó Gemini, un modelo que prometía revolucionar el mercado. Su video de lanzamiento era una obra maestra de marketing: música impactante, visuales futuristas, y la promesa de análisis de video en tiempo real. Pero la euforia se desmoronó rápidamente. Semanas después, expertos revelaron que la funcionalidad clave, la promesa más atractiva del producto, era completamente falsa. La confianza del público, ya tambaleante, se desplomó.
El equipo de marketing de Google había logrado cautivar al mundo, pero los ingenieros sabían la verdad: Gemini no estaba listo. Internamente, las discusiones entre los equipos de desarrollo y los ejecutivos eran tensas. Las presiones por lanzar un producto competitivo habían superado la prudencia.

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Ataques externos y críticas públicas

Como si los errores internos no fueran suficientes, el 22 de febrero de 2024, Elon Musk lanzó un ataque frontal contra Google a través de X, , acusándolos de desarrollar IA con “programación racista”. La acusación fue ampliamente discutida y amplificada en los medios. Aunque no estaba completamente fundamentada, el daño ya estaba hecho. Las críticas se centraron no solo en los productos de Google, sino también en su liderazgo.
AI Overviews: otro intento fallido. Un video viral mostró una serie de errores técnicos y resultados inconsistentes.
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La visión de Google de una búsqueda más intuitiva y poderosa quedó empañada por su ejecución deficiente. Este episodio evidenció problemas estructurales más profundos: los equipos no trabajaban en sinergia y los proyectos carecían de una supervisión adecuada.

Errores críticos en la IA de Gemini:

La situación alcanzó su punto más oscuro cuando se descubrió que Gemini había generado una respuesta
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deseando la muerte de una persona. Este incidente, amplificado por los medios, fue la gota que colmó el vaso. Internamente, los líderes sabían que habían fallado en implementar controles de calidad adecuados y en proporcionar liderazgo claro.

El problema de la burocracia interna:

Uno de los mayores enemigos de Google era su propia estructura. Durante años, la empresa había permitido que la burocracia creciera al ritmo de su éxito. Las decisiones pasaban por innumerables filtros y departamentos, lo que ralentizaba los procesos. Hasta 2023, los equipos de IA de Google estaban divididos en dos grupos rivales:
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Esta fragmentación no solo duplicaba esfuerzos, sino que también generaba conflictos internos.
Cuando finalmente decidieron unificar ambos equipos tras el lanzamiento de ChatGPT, ya era demasiado tarde. Incluso después de la fusión, persistían las desconexiones. Por ejemplo, el equipo encargado de la aplicación de Gemini trabajaba separado de DeepMind, lo que contribuyó a errores críticos, como las imágenes ofensivas generadas por la IA.


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