El proceso creativo, durante la fase de germinación, me hizo mirar adentro.
Me invitó a confiar en el movimiento que se genera en las sombras, en la oscuridad. Donde es momento de sembrar intenciones y esperar, cultivar la paciencia, sobretodo, cuando aparentemente no sucede nada.
Qué alivio y qué perfección, entender que todo lo que empieza tiene un centro. Siendo semilla; entendí que el caos de la oscuridad, es también fluidez y comodidad. Es mi hogar; es a donde siempre puedo volver, siempre que así lo desee. Mi cuerpo semilla recuerda en todo su potencial, ese momento inicial; ese centro dentro de otro centro, uterino, terrenal. Soy semilla que echa raíces en aguas placenta-eras.
Cuidada, mecida, protegida, desde la profundidad, el impulso vital me invita a buscar la luz. Es imparable. Como una idea que se manifiesta en la mente, como una gota de agua que vuelve al mar, yo-semilla, busco crecer hacia la luz del sol. Hacia mi propia verdad.
Expandida, en sintonía con lo que me rodea, decido brotar. Con esta decisión, se empieza a construir mi identidad. Puertas que se abren hacia mi propio autoconocimiento, entendiendo que soy y seré, parte de un todo, parte de un centro que tiene un centro y que tiene un centro...
Want to print your doc? This is not the way.
Try clicking the ⋯ next to your doc name or using a keyboard shortcut (